¿A qué sabe comer un bocado de cielo? Los americanos creen que debe ser parecido a probar este bizcocho de textura tierna y esponjosa, y cuyo interior es de color blanco como las nubes, por eso decidieron bautizarlo como “pastel de ángel”. La receta del calendario Santos para el mes de septiembre propone este delicioso postre, típico de la repostería tradicional estadounidense.
Se trata, además, de un bizcocho muy ligero, que apenas lleva grasa, por lo que es apto para todo tipo de dietas. Es muy característico por su altura, que se consigue por el aire que se introduce al batir las claras de huevo. Eso sí, aunque su preparación no conlleva muchísimos pasos, sí es algo laborioso de hacer, principalmente porque hay que tener en cuenta algunos pequeños detalles para que el postre suba en el horno y el resultado sea el esperado.
Ingredientes
- 1 molde redondo desmoldable, con tubo central, de 25 cm
- 10 claras de huevo tamaño L
- 100 g de harina de repostería
- 281 g de azúcar superfino bien molido (pero sin llegar a azúcar glas).
- 1 cucharada y media de cremor tártaro
- 1 cucharadita de aceite de oliva virgen extra
- 2 cucharaditas de extracto de vainilla
- 1 cucharadita de ralladura de limón
- Una pizca de sal
Preparación
Lo primero que haremos será forrar la base del molde con papel de horno, lo que ayuda en el desmoldado. Además, para que el pastel suba correctamente, no se debe engrasar el molde.
Mezclamos la harina y los 225 g de azúcar, y tamizamos la mezcla, a ser posible varias veces, pues así el bizcocho quedará más aireado y esponjoso. Reservamos.
En un bol grande (y sin restos de grasa, o las claras no subirán), ponemos las 10 claras de huevo y tamizamos sobre ellas el cremor tártaro y la sal. Batimos a velocidad baja unos dos minutos, hasta que las claras espumen. A partir de ahí, incrementamos progresivamente la velocidad para montar las claras (este punto es el más delicado de todo el proceso ya que si no están suficientemente batidas el pastel no sube, pero si lo están demasiado, se desinfla).
En ese momento volvemos a bajar la velocidad de la batidora y vamos añadiendo los 56 g de azúcar superfino cucharadita a cucharadita. Cuando ya está todo el azúcar incorporado, se continúa batiendo a velocidad media-alta hasta que las claras estén más densas, compactas y brillantes (una forma de comprobarlo es colocar las varillas boca arriba y asegurarse de que no caen hacia los lados).
Añadimos el extracto de vainilla y la ralladura de limón y batimos durante un minuto más. Después, agregamos la mezcla de harina y azúcar sobre las claras montadas, tamizándola un mínimo de cuatro veces, e incorporándola a la mezcla de forma manual, haciendo movimientos envolventes con una espátula de goma.
Ya solo queda volcar sobre el molde y hornear durante unos 40/45 minutos, en el horno previamente precalentado a 180ºC, con calor arriba y abajo. No conviene abrir la puerta hasta el final, cuando sea el momento de comprobar si ya está listo (para asegurarnos podemos introducir un palillo cerca de la zona central y ver si sale limpio, lo que quiere decir que es el momento de sacarlo del horno).
Una vez fuera, lo dejamos enfriar boca abajo durante exactamente una hora. El desmoldado hay que realizarlo con decisión, usando una espátula para separar el contorno del bizcocho del molde.
Ya solo nos queda servirlo. Puedes tomarlo tal cual en el desayuno o la merienda, pero también después de comer, a modo de postre, y en este caso es buena idea adornarlo con lo que más te guste: frutos rojos, sirope, chocolate, nata o helado.
Este postre te encantará si…
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- Te gusta la repostería y no tienes miedo de probar recetas que exijan un poco más de concentración.
- Buscas un postre poco calórico, para que nadie tenga que renunciar a tomar un dulce en la sobremesa.
- Sueles desayunar bizcocho y te apetece probar nuevas variaciones.
- Buscas un pastel ligero que sirva también para la merienda, acompañando al té o al café.
- Precisas reciclar un excedente de claras tras preparar un flan o unas natillas.
- Quieres impresionar a tus invitados con un postre llamativo, nada pesado y de textura única.
Te animamos a que elabores tú mismo el pastel de ángel y lleves a tu mesa un trocito de cielo. En el blog Sweet & Sour podrás encontrar más imágenes del proceso de elaboración, además de muchas otras recetas exquisitas.