La piedra y la madera, detalles constructivos de la arquitectura tradicional gallega se restauran y mantienen. La vivienda, de 200 metros cuadrados, presenta en su planta baja, que se abre a un cuidado jardín, espacios hábiles para el día.
La cocina conforma, junto a la sala, un espacio unitario y bien distribuido. El mobiliario desprende actualidad y el contraste entre piedra, madera y tonalidades blancas imprime a esta interesante recuperación un sentido de amplitud y recogimiento únicos. La cocina se distribuye en paralelo enfrentando una zona de muebles columna que alberga los hornos y el frigorífico a una zona de muebles bajos con cajones. La ausencia de muebles altos en esta área crea una sensación de amplitud y facilita la comunicación con el salón. Se deja así totalmente despejado un espacio central que propicia la entrada de luz natural a través de la ventana. El amueblamiento se completa con una península en la que se instala la zona de cocción y una campana decorativa. Esta zona funciona como área de transición entre la cocina y la zona de comedor. Los muebles bajos se equipan con cajones con 3 niveles de almacenamiento equipados con los característicos accesorios interiores de la marca Santos.
Reportaje fotográfico aparecido en la sección “La Casa” de La Voz de Galicia