Un acogedor dúplex con cocina abierta

Este dúplex es el resultado de un meticuloso proceso de reforma, en el que, preservando la esencia de la edificación original, se adaptó a las necesidades y preferencias de sus usuarios. Así, se reorganizaron los espacios interiores, reuniendo en la planta baja las áreas públicas más una suite con vestidor. La planta alta, accesible a través de una escalera adosada a una de las paredes laterales, se destina por completo a áreas privadas, incluyendo baños y dormitorios para niños e invitados.

Desde la puerta principal de la vivienda se accede directamente a la zona de día, una estancia amplia, totalmente abierta, en la que no existen obstáculos visuales entre las distintas áreas. Eso hacía fundamental que cocina, comedor y salón mantuvieran la coherencia con una misma estética caracterizada, en este caso, por un equipamiento mínimo, pero práctico y confortable. El uso de un único pavimento en toda la planta también ayudó a generar continuidad entre los tres ambientes.

La luminosidad natural del dúplex se reforzó con un interiorismo que prima los colores claros, combinados con matices grises y negros de contraste. Los acabados de madera también tienen mucho protagonismo, aportando una nota de calidez y equilibrio. El resultado es un espacio agradable y acogedor, que cuenta, además, con una marcada personalidad propia.

La pareja tuvo claro desde el principio que, para la cocina, acudirían a Santiago Interiores. Ella ha sido usuaria de una de nuestras cocinas durante gran parte de su vida, ya que su madre también confió en nosotros hace ya más de 25 años. Eso hizo que este proyecto tuviera un componente sentimental especial, al comprobar cómo el gusto por nuestras cocinas va pasando de padres a hijos.

Al tratarse de una estancia abierta, se buscó un diseño sobrio y elegante, en consonancia con el resto de ambientes de la zona de día. Nos decantamos por un modelo FINE de líneas puras y frentes lisos sin tirador, muy acorde con el estilo actual de la vivienda. Además, el acabado Blanco Perla contribuye a resaltar la abundante luz natural que entra por las múltiples ventanas.

Querían, además, una cocina que fuese, ante todo, práctica, cómoda y bien organizada. Es decir, un lugar en el que las tareas cotidianas se volviesen más sencillas y agradables, pero sin olvidar el componente estético, tan importante en las cocinas abiertas.

Para lograrlo, el mobiliario se organizó en paralelo, con un lineal de muebles altos, bajos y columnas, y una península que funciona también como frontera natural entre la zona de trabajo y el comedor.

La península reúne las zonas de preparación y fregado. En su cara interior, integra lavavajillas y horno, un módulo de servicio y un portafregadero con cubos de reciclaje. La cara exterior, por su parte, incluye tres módulos adicionales de servicio y una vinoteca.

Anexo a uno de los laterales de la península dispusimos un mesado Santos con taburetes, que funciona como barra para desayunos y picoteos. Se trata de un elemento que nos pidió expresamente la propietaria, al recordar cómo, en la cocina de su madre, la vida siempre giró alrededor de un mesado similar.

Como decíamos, tras la península se sitúa el comedor, un espacio sencillo en el que encontramos únicamente una mesa redonda con cuatro sillas. Su ubicación tan cercana a la cocina facilita el servicio y la retirada de platos.

En paralelo, continuando el tabique de la sala de estar, situamos un lineal de mobiliario que combina armarios columna, bajos y altos. En la parte central colocamos el área de cocción, con una placa de inducción y dos amplios módulos portaplaca. La zona alta la equipamos con cuatro armarios de servicio, aunque dos de ellos se destinan a acoger el grupo filtrante. El panel pared de la zona intermedia lo diseñamos en el mismo acabado de la barra, creando así un diálogo entre ambos elementos.

El amueblamiento se completa con sendas columnas, situadas en los
extremos, que integran un frigorífico combi, un microondas y opciones extra de almacenaje.

Con esta proyección logramos dar respuesta a las necesidades de los usuarios. Así, se trata de una cocina práctica y con abundante espacio de almacenaje en la que la disposición de los muebles minimiza la necesidad de desplazamientos a la hora de cocinar, y donde varias personas pueden compartir tareas sin estorbarse. En definitiva, una estancia cómoda y funcional donde las labores cotidianas se convierten en todo un placer.