Una cocina azul llena de encanto y carácter

La clave del diseño de este proyecto de cocina está en el contraste de colores: el azul de los frentes, el acabado madera de la barra y de la pequeña librería de la península, y el blanco presente en el alicatado tipo metro de la pared y en la encimera de cuarzo.

Tratándose de una cocina abierta al salón y al comedor, decidimos optar por una distribución con península, de manera que ésta sirviese como elemento delimitador entre zonas.

Además de esa, la península cumple muchas otras funciones. En primer lugar, la encimera fue concebida en su totalidad como superficie de trabajo, por lo que puede ser destinada a la preparación de los platos sin obstáculos. Por otro lado, cuenta con una gran capacidad de almacenamiento, puesto que fue equipada tanto en su parte interior como exterior.

Por la parte externa, cuenta con dos muebles bajos de servicio con puerta y estantes regulables en altura y, a su izquierda, un pequeño módulo abierto en acabado madera Olmo Claro, que funciona a modo de estantería decorativa. En cuanto a la parte interna, está equipada con dos armarios bajos cajoneros con gavetas.

Anexa a la península, dispusimos una barra de madera en chapa natural en acabado Roble Rústico. Dicha barra, de 1,2 metros, da servicio para cuatro comensales. A sus propietarios, una pareja con un bebé de apenas dos años, les resulta totalmente funcional a la hora de desayunar o realizar alguna comida rápida.

Pero, además de toda la comodidad que aporta, la barra resulta clave también a nivel estético, pues aporta una enorme calidez a un diseño en el que, sacando las notas de madera, reinan los tonos fríos del blanco y el azul.

También en el frontal de muebles se tomaron determinadas decisiones que ayudaron a conquistar esa buscada estética rústica o vintage. Además de los ya mencionados frentes con marco de estética tradicional y del tirador, se optó por un alicatado de tipo azulejo metro y por dejar a la vista la campana y el frigorífico. Todos estos factores contribuyen a lograr una cocina de estilo clásico y con mucho carácter.

En cuanto al equipamiento, comenzando por la pared, contamos con tres módulos altos de servicio con cierre a techo. En la parte baja, también de derecha a izquierda, tenemos un módulo portafregadero con cubos, un lavavajillas integrado y dos módulos portaplaca con cubertero.

Es en este lineal donde se sitúan la zona de aguas, con grifería y fregadero en acero inox, y la zona de cocción, con una placa de inducción.

A continuación de esta composición se dispuso un mueble columna de integración de horno y microondas y, a su izquierda, el frigorífico de libre instalación, sobre el que colocamos un módulo alto superponible, aportando un espacio extra de almacenamiento.