Este año 2021 celebramos el 25 aniversario de la apertura de Santiago Interiores. Un cuarto de siglo en el que hemos desarrollado incontables proyectos de cocina e interiorismo, todos ellos con una historia única y personal detrás. Vamos a contaros la protagonizada por María del Carmen y Silvia, madre e hija, y ambas usuarias de cocinas Santos diseñadas por nuestro estudio.
Corría el año 1998, y María del Carmen Rodríguez se encontraba inmersa en el proceso de reforma de su hogar, una vivienda unifamiliar situada en el campo. Por aquel entonces ya era aficionada al programa televisivo del cocinero Karlos Arguiñano, y viéndolo perfiló una imagen de su nueva cocina. Reservó un amplio espacio de la planta para ella, y quería dotarla de un equipamiento acorde con el carácter rústico de la casa, sin olvidar las comodidades y funcionalidades ofrecidas por las tendencias en diseño del momento. Fue entonces cuando entraron en juego el arquitecto y el aparejador que estaban a cargo de la reforma: ellos le explicaron las virtudes de las cocinas Santos, y también le aconsejaron visitar Santiago Interiores para descubrirlas de primera mano. Así lo hizo, y le encantaron tanto los muebles como el trato recibido.
José Luis Miramontes, fundador del estudio, se puso al frente del proyecto. Visitó la casa de María del Carmen para conocer el espacio, escuchó y analizó sus necesidades, le ofreció ideas para lograr el mejor resultado y, finalmente, diseñó la cocina que ella deseaba, práctica, cómoda y a su medida. La cocina, instalada en el año 1999, combinaba los diseños ÉPOCA Duna TE y SHAKER Arce Coñac de Santos, con el mobiliario distribuido en forma de U para facilitar las tareas y minimizar los desplazamientos. Así, incluía un amueblamiento central con fregadero y hornos en columna, más dos laterales para acoger las zonas de cocción, preparación y fregado. Además, incorporaba un office y una barra para desayunos adosada a un murete. Los acabados en madera y crema, junto con el toque rústico aportado por el granito de la encimera, ayudaban a conformar un ambiente de inspiración tradicional con un marcado espíritu hogareño.
María del Carmen está convencida de que aquella decisión fue todo un acierto. La cocina no solo le ha ofrecido todo lo que esperaba, sino que se conserva prácticamente como el primer día, a pesar de verse sometida a una gran carga de trabajo: «Siempre he estado muy contenta con ella, y la sigo disfrutando a diario. Es una cocina muy vivida». Por si cabía alguna duda al respecto de sus palabras, nos sorprende con unos materiales que guarda como oro en paño. En primer lugar, nos muestra los diseños originales de su cocina. Como era habitual en la época, se trata de ilustraciones trazadas y coloreadas a mano, una obra de artesanía cuidadosamente detallada que, más allá de limitarse a exponer la disposición de los muebles, busca transmitir la atmósfera de la estancia.
A continuación nos descubre otro tesoro del que se siente especialmente orgullosa: un ejemplar del número 97 de la revista «Cocinas y Baños», editado en el año 2000 y muy bien conservado, que incluye un reportaje dedicado a su cocina. En el artículo se destaca, entre otros aspectos del proyecto, que «la calidez de la madera, la elegancia del acero y la viveza del azul confieren a esta dependencia una personalidad acogedora». Cuando repasa estas páginas con imágenes de su casa y de su cocina, se nota que vuelve a ella toda la ilusión de aquellos tiempos.
Pero la historia no termina aquí porque, 20 años después, su hija Silvia también ha optado por nuestro estudio para diseñar la cocina Santos de su nueva casa. Y, cuando le preguntamos si la experiencia de su madre ha influido en esta decisión, asiente sin dudarlo ni un instante: «Influyó, y mucho. Como habéis podido comprobar, mi madre siempre se ha sentido satisfecha con la atención y con el diseño de su cocina. Además, he sido usuaria de esa cocina durante años, y mi propia experiencia también me animó a acudir a Santiago Interiores para que diseñasen la mía».
Aunque dos décadas separan ambas cocinas, quienes formamos parte de Santiago Interiores seguimos identificándonos plenamente con las dos. En todo este tiempo han podido cambiar muchas cosas, desde las personas a los diseños, los procedimientos, los materiales o los acabados, pero nuestra filosofía se ha mantenido inalterable.
Abrimos las puertas de la tienda en 1996, convencidos de que nuestro objetivo sería hacer realidad los sueños de nuestros clientes, y hoy esta idea se mantiene más viva que nunca. Por eso, casos como el de María del Carmen y Silvia nos resultan especialmente emotivos y estimulantes. Recibir a los hijos e hijas de quienes confiaron en nosotros durante aquellos primeros pasos, que han convivido con las cocinas que creamos para sus padres y que, ahora, también acuden a nosotros para encargarnos la suya, nos reafirma en que entonces elegimos el camino adecuado.